La madera se erige hoy como el material más idóneo para desarrollar tecnologías de construcción ecológica. Su avance en estructuras parece imparable.
Por Marta Rodríguez Bosch
Parque de Bomberos de Moià, de los arquitectos Josep Ferrando, Pedro García, Mar Puig de la Bellacasa y Manel Casellas. © Adrià Goula
En el sector de la arquitectura, la madera se reivindica hoy como material óptimo para edificar un mundo más sostenible, eficiente energéticamente y respetuoso con el medio ambiente. Se erige en la gran esperanza eco de la construcción por una doble ventaja: almacena emisiones de carbono en los edificios (el dióxido que capturó cuando era árbol) y evita las emisiones que habrían sido necesarias para producir otros materiales de construcción hasta hoy habituales. Se estima que el secuestro de carbono que conlleva en construcción podría ser el equivalente al 50% de las emisiones de la industria del cemento.
El tabú del fuego queda desterrado en el Parque de Bomberos de Moià. © Adrià Goula
Construido totalmente con madera, el Parque de Bomberos de Moià, en Cataluña, reviste un valor simbólico añadido, pues el fuego durante decenios se ha impuesto como “tabú” para el material. Según los autores del proyecto -los arquitectos Josep Ferrando, Pedro García, Mar Puig de la Bellacasa y Manel Casellas- su comportamiento es mejor de lo que se piensa, por varias razones: La baja conductividad térmica mantiene el interior de la madera a una temperatura relativamente baja. La carbonización de su superficie durante un incendio actúa como protección, frenando el avance de la combustión. Y por último, la poca dilatación térmica de la madera evita esfuerzos adicionales en otros elementos de la estructura. “En resumen -afirman- su comportamiento es bueno ante el fuego, y el correcto dimensionado de los elementos estructurales, así como la aplicación de protecciones en caso necesario, aseguran el cumplimiento de la normativa”.
El alto grado de industrialización con madera minimiza el trabajo “in situ” de la obra. © Arquima
Los edificios bioclimáticos, pasivos y el consumo energético con balance casi 0 van de la mano del incremento del uso de madera. Con los nuevos sistemas industrializados y tecnificados, la madera parece querer tomar el relevo como nuevo material estructural del siglo XXI, al hormigón del XX y el acero del XIX. “En España debemos estar entre el 1 y el 2 % de su empleo en construcción -estima José Antonio González de Arquima, especializados en construcción sostenible con madera-. Aunque se está produciendo un crecimiento exponencial en estos momentos. En países como Alemania ya rondan el 40 %, mientras que los países nórdicos rozan el 100 %. En Francia el 50 % de los materiales utilizados en la construcción de los nuevos edificios públicos deberá ser madera”.
En Mallorca, Arquima ha proyectado y construido L’Auba, el primer edificio con estructura de madera en las islas Baleares. © Arquima
Arquima ha realizado un proyecto de vivienda sismo-resistente en Granada. A las cualidades ya descritas, su director José Antonio González remarca el comportamiento superior ante la actividad sísmica, respecto a otros materiales: “La madera es flexible y liviana y los sistemas constructivos con estructuras de madera actuales con muros de carga y forjados sin uniones rígidas, hacen que las cargas se repartan por toda la superficie de los paneles, y las uniones tienen cierta flexibilidad”. Lo que no sucede con el hormigón, con pilares y forjados que concentran toda la tensión en los nudos rígidos y no presentan flexibilidad. “Además -apunta- un edificio de madera pesa mucho menos, de modo que la masa acelerada en una situación sísmica es mucho menor. Y por lo tanto la inercia que se genera con esa carga horizontal en la base del edificio es muy inferior”.
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Proyecto Cirerers, entre los más altos de España construido con madera. © Guifré de Peray / Celobert cooperativa
Entre las estructuras de madera más altas de España figura el edificio Cirerers, en Barcelona, con planta baja de hormigón armado y siete plantas de CLT. Este límite se traspasará rápidamente en España, pues ya hay proyectos en esa línea que sobrepasan las ocho plantas. "Es un buen indicador”, señala el arquitecto Diego Carrillo de la cooperativa Celobert, responsable del logro junto al consultor de estructuras Estudi m103. El edificio, más expuesto a las acciones horizontales del viento, basa su estabilidad en la construcción de cajas semirrígidas a modo de celdas cerradas que no se deformen ante los esfuerzos ni por inestabilidades internas, como el pandeo. “El edificio además tiene una volumetría compleja, con la retirada de planta baja y de planta tercera del plano de fachada sur, que ha supuesto la incorporación de pilares mixtos que dan mayor complejidad a la estructura” declaran sus autores.
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El edificio Cirerers ha sido impulsado por la cooperativa Celobert. © Ayuntamiento de Barcelona
En todos estos proyectos se señala como soluciones constructivas más innovadoras con madera, el entramado ligero que permite una estructura liviana, de fácil montaje, con optimización del material, en edificios de escala pequeña. Y el sistema masivo de madera contralaminada CLT en muros portantes y forjados, que facilita una gran rapidez de ejecución y alturas superiores. Con un uso de sistemas mixtos. Su notable grado de industrialización, con alto número de componentes estandarizados y prefabricados deriva, además, en un exigente control de calidad.
La Unión Europea, en el año 2020, marco como reto que Europa se convierta en un continente de Emisiones Cero en 2050. Esto supone reducir las emisiones en un 55% en el 2030, ante las declaraciones de emergencia climática. La construcción con madera formaría parte de esa ecología como nueva economía que apuesta por otras formas de producción y consumo, respetando la buena salud de las personas y del planeta.