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¿Qué significa ser arquitecto en el siglo XXI?

30 marzo 2023

Los arquitectos son polifacéticos: la creatividad, el conocimiento integral y la capacidad de realizar múltiples tareas son parte de su caja de herramientas profesional. Pero, ¿qué los inspira? ¿Qué los impulsa? ¿Y cómo se manifiestan sus visiones? En esta nueva serie de artículos de la newsletter, retratamos mentes creativas contemporáneas y hablamos sobre pasiones y desafíos.

 

Por Marta Rodríguez Bosch

 


La arquitecta Eva Franch i Gilabert desarrolla su labor profesional como comisaria de eventos internacionales de arquitectura. 
© Naho Kubota

  

Directora y comisaria de eventos de arquitectura internacionales y conferenciante con intensa actividad docente, la arquitecta catalana Eva Franch i Gilabert aspira a crear foros de debate y espacios de experimentación donde repensar el qué, el cómo y el porqué de la profesión, e indagar en las mejores formas de construir nuestra sociedad, tanto en lo tangible como lo intangible. 


En este momento del siglo XXI, ¿cuál crees que es el cometido de los profesionales de la arquitectura?


Para mí la arquitectura -en sus mejores casos- tiene la capacidad de articular lo social, lo político, lo económico, lo medio ambiental e incluso lo emocional en una aspiración colectiva. En el siglo XXI el pensamiento escalar forma parte de la conciencia colectiva; sabemos que somos tanto responsables del puño de la puerta de nuestra casa como de la capa de ozono que protege a la atmósfera. También somos más conscientes de los derechos de las generaciones futuras y de las consecuencias de nuestras acciones en el legado material, desde la calidad del aire o el agua, al número de especies, lenguas o culturas que sin darnos cuenta estamos aniquilando. Venimos de un siglo de gran homogeneización a nivel cultural - y eso incluye la arquitectura-. La era de la globalización está siendo sustituida por la era de la emoción, de las experiencias, de la soledad y de la conexión.

 


Para Eva Franch i Gilabert, el pensamiento escalar en arquitectura es básico: va desde el puño de la puerta de casa hasta la capa de ozono de la atmósfera. © Ayuntamiento de Barcelona

 

La arquitectura va a tener que dar respuesta a este fenómeno social, así como a los retos ecológicos, políticos y económicos, que aunque todavía siguen modelos liberales, están poco a poco encontrando nuevos modelos emergentes. Debemos entender la dimensión ética de nuestra profesión más que nunca. Debemos cuidar el futuro y construirlo, quizás sin construir más edificios; debemos dar forma a los espacios y a las ciudades con nuevos valores, nuevos principios y nuevos métodos. 

 

Tú has desarrollado tu trabajo principalmente como curadora de eventos de arquitectura, profesora y conferenciante en universidades de arquitectura de todo el mundo.
 
Es muy fácil -o quizás difícil?!- entender que las instituciones no solo tienen arquitecturas físicas, sino también arquitecturas humanas, emocionales, económicas, intelectuales… Esas arquitecturas sociales, políticas, medioambientales, culturales… son realmente las que dictaminan los espacios de relevancia de la sociedad, como miramos al pasado, entendemos el presente y cómo construimos un futuro. Si bien empecé mi carrera como arquitecta en estudios de arquitectura en Holanda y construyendo viviendas y proyectos en Cataluña, me di cuenta de que necesitaba otros espacios de acción mayores que los que la ejecución de un edificio -que la mayoría de veces viene con un programa dado- permite. 

 

Aunque echo de menos el placer de diseñar y construir con mi propia firma, he dedicado los últimos quince años a redefinir la educación de la arquitectura, la producción cultural y el entendimiento de qué es importante en la evolución de la arquitectura, el territorio y las ciudades, tanto a escala local como a escala planetaria. Aspiro a crear foros de debate y espacios de experimentación donde repensar el qué, el cómo y el por qué y desarrollar nuevos prototipos capaces de mostrar nuevas y mejores formas de construir nuestra sociedad, tanto en lo tangible como lo intangible. 

 

Para mí, el marco legal, económico, medioambiental y social sobre el cual se construye la ciudad y el territorio es esencial para dictaminar la forma, materialidad y temporalidad de lo que construimos. Como arquitecta mi práctica se centra en la primera parte de esta ecuación, donde abro las puertas a nuevas formas de hacer y pensar sobre aquello que constituye nuestro entorno construido, tanto material como intelectual o emocional. 

 

En el sector de la enseñanza, ¿qué aportaciones son relevantes para el alumnado que se convertirá en profesional de la arquitectura?


Proyectos, la asignatura central de cualquier escuela de arquitectura, te enseña a proyectar, a pensar en clave de futuro, en imaginar lo que todavía no existe. Del latín proiectāre, forma intensiva de prōiciō, prōicere ("arrojar"), compuesto de prō ("por, para, hacia adelante") y el verbo iaciō, iacere ("lanzar"), proyectar es un acto altamente creativo que demanda en un primer lugar reconocer, entender y construir un contexto físico o temporal presente, y establecer un vector de movimiento que va más allá de lo existente o pasado  “hacia adelante”, en un espacio futuro, no solo en lo formal, sino en lo social, político, y económico. La educación consiste en enseñar a pensar, y en arquitectura eso incluye pensar siempre en clave de futuro, incluso cuando investigamos el pasado. La especulación, como práctica de pensar, es también un elemento esencial. Como Directora de la Architectural Association de Londres, lancé varios programas incluido Speculative Studies o Experimental Studies, y varios laboratorios de investigación como el Ground Lab, donde visualizar las conexiones del cambio climático, el urbanismo, y la economía. 

 


El Festival del Arquitectura Model 2023, del que es Directora Artística, tendrá como epicentro la plaza de las Glòries de Barcelona, en plena transformación urbanística. © Ayuntamiento de Barcelona

 

Este 2023 eres la Directora Artística de Model. Festival de Arquitecturas de Barcelona (20 al 30 de abril), ideado como un espacio de reflexión abierto, plural y multidisciplinar donde abordar los principales debates en torno a la arquitectura y el urbanismo de nuestro tiempo.
¿Sobre qué versarán estos? ¿Cuáles son los temas más candentes por resolver como sociedad?
  

 

El tema principal es la Empatía Radical. Su poder en el diseño, la arquitectura y la ciudad se abordará a partir de espacios de investigación, divulgación, experimentación y celebración. La empatía radical va más allá de la simpatía o la comprensión. Es un afecto que impulsa a las personas y las comunidades a tomar medidas para abordar las necesidades y las experiencias de los demás de una manera profunda y auténtica. En el contexto de la arquitectura y el diseño, la empatía radical implica diseñar espacios y edificios que no solo respondan a las necesidades y los deseos de las personas usuarias, sino que se esfuercen por abordar cuestiones sociales, culturales y ambientales de manera transversal, con un impacto positivo en las comunidades a las que sirven. 


¿Cuál es la estética, la materialidad o el método proyectual para producir una arquitectura radicalmente empática? ¿Qué leyes, economías y procesos arquitectónicos innovadores se están desarrollando en Barcelona y por todo el mundo para construir una sociedad mejor? Estas son algunas de las preguntas que formarán parte del debate central de Model 2023. Los cinco ejes de esta edición, sobre los que investigar y desarrollar transversalmente, son los siguientes: Entre-Especies, Entre-Culturas, Entre-Clases, Entre-Generaciones y Entre-Materias.

 

Desde 2018 formas parte del Consejo director de Storefront for Art and Architecture, en Nueva York. Y antes fuiste ocho años su directora ejecutiva y comisaria. Esta entidad se dedica a aportar ideas innovadoras y críticas que contribuyan a comprender mejor los entornos construidos y el espacio público, a través de eventos y exposiciones. ¿Podrías explicar algunas iniciativas relevantes que se hayan gestado en los últimos años?


Durante mi mandato puse en marcha más de 30 exposiciones y decenas de conferencias, simposios y proyectos que tenían como objetivo expandir el campo de pensamiento y acción de la arquitectura en la sociedad contemporánea, tanto en Nueva York como a escala global. Un proyecto representativo es el de Cartas al Alcalde - Letters to the Mayor, que invita a arquitectos a escribir cartas a los alcaldes de sus ciudades como una forma de abrir el diálogo sobre la creación de la ciudad y la vida pública. Empezó en Nueva York y se realizó en más de veinte ciudades en todo el mundo, incluyendo Ciudad de México, Buenos Aires, Atenas, Taipei, Toronto, Berlín, Seúl, Barcelona. 

 

Otro proyecto de dimensiones globales y escala local era el World Wide Storefront -una plataforma digital para proyectos globales alternativos. Otros importantes fueron la Feria del Libro de Arquitectura de Nueva York, Storefront TV, y la Storefront International Series, con ediciones en República Dominicana, Portugal y Hong Kong.

 

Quizás el más importante de todos fue comisariar OfficeUS, el pabellón de Estados Unidos en la Bienal de Venecia 2014, un experimento para la elaboración de nuevas historias y prácticas de arquitectura global desde una perspectiva crítica con el pasado, y con una actitud disruptiva con el presente. 

 

¿Qué te llevó a dedicarte a la arquitectura?


Ecuaciones matemáticas, segundas derivadas; me gustaban demasiado. Poco sabía yo que al estudiar arquitectura la pasión por las matemáticas sería tan fácilmente desplazada a un segundo plano. Suerte, supongo.


¿Cuáles son tus referentes a la hora de desarrollar tu práctica como arquitecta?


En mis primeros años en la ETSAB, la escuela de arquitectura de Barcelona, Marta Cervelló -quien yo no sabía era una de las arquitectas más importantes de la ciudad, sino la vecina de mi tía con la que yo vivía en Barcelona - me regaló varios libros. Entre ellos, Aprendiendo de todas la cosas de Denise Scott Brown y Robert Venturi. Es un libro mágico porque te enseña que, en realidad, referentes están en todas partes, en las calles y en los libros, en los eruditos y en los ignorantes. Marta y Denise son dos arquitectas con las que he contado con su sabiduría varias veces, como todos los profesores y amigos que he tenido el placer de conocer y aprender de ellos y ellas. En realidad serían demasiados para nombrarlos a todos. 

 

En las próximas décadas ¿Crees que habrá una transformación en la profesión de la arquitectura? ¿En qué dirección?


Todo está en constante transformación, lo imposible (o mejor dicho lo indeseable) es que nada cambie. Lo importante es ser conscientes de las fuerzas del cambio, desde las tecnologías al cambio climático, y liderarlo para producir una sociedad mejor, más igualitaria, más sostenible, más libre. La profesión de arquitecto tal y como ha sido constituida está siendo cuestionada tanto en los EE.UU. como en Europa. Debemos ser conscientes de que más del 50 % de estudiantes de arquitectura aplican sus conocimientos más allá de la producción de edificios materiales o la construcción tradicional. La profesión, como la educación, está indudablemente cambiando. ¿En qué dirección? Como he dicho en la primera pregunta, creo que estamos navegando hacia una nueva era, la era de las emociones. 

¿Qué significa ser arquitecto en el siglo XXI?
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