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Nueva arquitectura ibicenca con traza popular

6 junio 2023

La lógica del crecimiento por agregación de la arquitectura tradicional de la isla de Ibiza es reinterpretada por Ripoll-Tizón arquitectos en un  edificio de viviendas sociales.

 

Por Marta Rodríguez Bosch

 


El proyecto de viviendas sociales en Ibiza lleva la firma de Ripoll-Tizón arquitectos. 

 

La arquitectura popular ibicenca fue una guía excepcional para los arquitectos del movimiento moderno en España, el pasado siglo XX. El mismo Josep Lluís Sert declaró que la arquitectura de la mayor de las islas Pitiusas había dejado huella indeleble en su obra.

Aditamento de cubos encalados racionalmente dispuestos. Crecimiento de la vivienda según necesidades a partir de un núcleo inicial. Edificación despojada de lo superfluo. Belleza de la simplicidad. Y todo ello a escala humana. La construcción tradicional ibicenca constituye, sin duda, un antecedente ejemplar de la modularidad contemporánea.

 

“Nos fijamos en las casas payesas ibicencas – explican Pep Ripoll y Juan Miguel Tizón, autores del nuevo bloque de viviendas sociales- como ejemplo de arquitectura que responde al lugar: muros blancos y aberturas controladas con protecciones solares, porches y espacios de sombra”. Según ellos, esa manera de construir apilando y añadiendo módulos, ha sido su punto de referencia y partida para el desarrollo del proyecto.

 


En el interior del bloque, un amplio espacio vacío permite que el edificio respire en distintas direcciones.

 

El edificio se encuentra en una zona de la ciudad de Ibiza cuya normativa urbanística les ha llevado a definir un tipo de envolvente piramidal. Las 19 viviendas quedan encajadas en cinco plantas. Mientras que la planta baja se destina a zonas comunes y aparcamiento. “El volumen construido - señalan - se aproxima en lo posible a esa envolvente máxima con el fin de liberar un vacío en el corazón del edificio. Se genera un espacio interior que respira en varias direcciones a través de huecos enlazados, patios y porches”. Al mismo tiempo, ese generoso pulmón arquitectónico facilita organizar los espacios comunitarios, de circulación, relación y acceso a las viviendas.

 


La construcción se percibe volumétricamente como una suma de pabellones concatenados. 

 

Es en la tipología de las viviendas donde se produce más claramente la práctica de apilar y sumar, con la que los arquitectos persiguen “un conjunto final poroso y permeable a la luz y a la brisa”. Lo generan a partir de un módulo-base de proporción cuadrada que alberga la zona de día (sala-comedor-cocina), al que adosan otros módulos menores, área de noche, zonas húmedas, o extensión para el estar. El proyecto combina variedad en el catálogo de viviendas, con distinto número de dormitorios, con un alto grado de estandarización e industrialización de soluciones que demanda la Vivienda de Protección Oficial (VPO).

 


En aras a ganar eficiencia se efectuó un detallado estudio de los huecos en fachada. 

 

El bloque de viviendas sociales queda ubicado en el límite entre la zona residencial del puerto deportivo de Ibiza y un área de terrenos inundables y de cultivo. Los arquitectos han querido “huir de lo que el entorno inmediato representa y construir un edificio cuya identidad se vincule al clima y al modo de vida de la isla”. Una manera de edificar contando con el medio, que ha demostrado su efectividad durante siglos.

 


En un paisaje urbano sin orden aparente, el nuevo edificio busca su identidad vinculándose al clima y  a la arquitectura popular. 

 

En el pasado siglo XX, la arquitectura popular de Ibiza aleccionó e inspiró a un prestigiado grupo de arquitectos, consagrados principalmente a construir residencias vacacionales en la isla. Su clientela fue una burguesía ilustrada que confió en su racionalismo austero y humano. Sintonizó con la poética de lo arcaico y la economía de medios. Esa “arquitectura sin arquitectos”, como denominó Sert a las construcciones en Ibiza, hechizó a toda una generación de profesionales.

 

Ahora el sabio libro abierto de la construcción popular que salpica la isla de Ibiza, se vincula a lo social y también a la sostenibilidad. El nuevo edificio de viviendas cuenta con una calificación energética excelente (A), incorpora criterios para reducir la demanda energética y respetar el medio ambiente. Entre ellas: correcto asoleo, ventilación cruzada, control exhaustivo del tamaño de huecos en fachada, carpinterías de madera con certificado FSC. E instalaciones eficientes, que emplean energías renovables: aerotermia, solar fotovoltaica y recuperadores de calor. En la planta baja, las zonas ajardinadas y los pavimentos drenantes evitan que se altere el comportamiento del subsuelo y el nivel freático.

 


Las viviendas parten de un módulo base como corazón de la casa, al que agregan otros menores.


Casualmente, este nuevo edificio de viviendas sociales en Ibiza no queda lejos de Cap Martinet donde se encuentran la media docena de casas vacacionales proyectadas por Josep Lluís Sert, que incluyen la suya propia. Sert fue también autor del proyecto de urbanización de la zona, donde otros arquitectos como German Rodríguez Arias o Albert Illescas dejaron su impronta en la década de los sesenta.

 

© todas las fotos: José Hevia

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