Crecen los entornos forestales en el ámbito metropolitano y periurbano. Hoy se consideran infraestructura verde primordial en los planes urbanísticos.
Por Marta Rodríguez Bosch
El Bosque Metropolitano de Madrid hoy. © Instituto Geográfico Nacional
Más de la mitad de la población mundial ya vive en ciudades. Y según informe de la Organización de Naciones Unidas, se estima que esta proporción aumentará hasta un 13 % hacia el año 2050. Es en la urbanización con un desarrollo sostenible, que atiende a los pilares económico, social y ambiental, donde sitúa el reto la ONU.
En las ciudades, la coyuntura climática, el imprescindible cuidado medioambiental, y la propia salud de las personas han determinado ese volver la mirada al bosque, el medio originario del territorio. Durante millones de años constituyó el indiscutible pulmón por donde respiraba el planeta. Cuando apareció el ser humano se instaló en ese medio. Más tarde comenzó a gestionarlo, lo suplantó por agricultura, poblaciones, urbanización, hasta llegar a las ciudades que en su acelerado desarrollo lo ignoraron.
Pero el tiempo parece dar la razón al bosque. Hoy los entornos forestales forman parte de los planes urbanísticos de las ciudades y de la agenda de las administraciones. Definidas como infraestructuras verdes, se valoran tan relevantes como cualquier otra infraestructura (red vial, telecomunicaciones, distribución servicios, gestión residuos) para el conjunto de ciudadanos.
Tras un periodo de distanciamiento entre entornos verdes y entornos urbanos, se acrecienta el consenso sobre la conveniencia de que convivan y se integren. La necesidad de que las ciudades cuenten con bosques y áreas arboladas reside en las múltiples funciones que desempeñan.
Protegen de la contaminación al absorber CO2, regulan los flujos hídricos y filtran el agua. Protegen, así mismo, de la erosión de los terrenos. Las arboledas aportan resiliencia a las ciudades y un ámbito donde habitar que redunda en la salud de las personas, tanto física, mental como emocional.
Bosque Metropolitano de Madrid, dentro de diez años, con las cinco secciones arboladas que prevé. © Imagen: Bosque Metropolitano Madrid
El Bosque Metropolitano de Madrid es un proyecto en marcha, a diez años vista. El primer árbol se plantó a finales de 2020. Está considerada la mayor infraestructura verde que se desarrolla en Europa y ambiciona convertirse en un anillo verde de 75 km que rodee la capital. Un trazado con cinco tramos de bosque, en una superficie de 14 mil hectáreas, que se estima almacenará más de 847.982 toneladas de CO2.
El Bosque Metropolitano conecta los parques regionales en torno a los ríos Guadarrama, Jarama y Manzanares, así como el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, creando corredores de biodiversidad que acercan la naturaleza a la ciudad. Además de la plantación de nuevas masas forestales, comprende infraestructuras para la economía verde, miradores y espacios educativos.
ConFluir, proyecto de Inventario de Arquitectura, propone un nuevo bosque urbano en el futuro Parque de la Desembocadura del Turia, en Valencia. © Inventario de Arquitectura
Este año la ciudad de Valencia ha escogido el proyecto ConFluir, una propuesta de nuevo bosque urbano, para el futuro Parque de la Desembocadura, que conectará el antiguo cauce del río Turia con Poblats Maritims, un distrito marinero de la ciudad. Es una apuesta por la renaturalización que abarca una extensión de casi 250 mil m2. Vegetación y agua para contrarrestar una zona hasta hoy marcada por las infraestructuras portuarias y el poso industrial que la alejan del uso y disfrute ciudadano.
Es un proyecto desarrollado por Inventario de Arquitectura, con los arquitectos Arturo Sanz y Carmel Gradolí al frente de un equipo multidisciplinar. Con el sublema “Tiempo de eco-reparación” lo han articulado bajo tres ejes principales: la reparación ecológica, la reparación urbana y la reparación social.
El proyecto ConFluir persique la reparación ecológica, urbana y social. © Inventario de Arquitectura
Frente a la crisis climática, el bosque en las ciudades actúa como regulador térmico verde. El hecho de que en nuestro planeta se instaure como predominante vivir en áreas urbanas, también alienta estas iniciativas. Mientras el reequilibrio territorial continúa siendo una asignatura pendiente en España. Hace dos años la ciudad gallega de Lugo abrió para los ciudadanos el bosque urbano de As Gándaras situado entre el polígono homónimo y el de O Ceao. Se postula como nuevo pulmón verde entre dos parques empresariales. Definido como bosque urbano (40 hectáreas con 15.000 ejemplares de especies autóctonas y 55 especies arbóreas), es una iniciativa del gobierno local, puesta en marcha en el marco del proyecto LIFE Lugo más Biodinámico, con la colaboración de las investigaciones de la Universidad de Santiago (Campus Terra) y la Universidad Politécnica de Madrid.
Vitoria-Gasteiz, en la avanzadilla de la renaturalización en España.
En España una de las ciudades pioneras en renaturalización es la vasca Vitoria-Gasteiz. Ya hace más de una década fue capital verde europea. Es un destacado ejemplo de ciudad con corona arbolada. Su cinturón verde y casi 1.500 hectáreas de espacios públicos verdes son el resultado de un proyecto de planificación iniciado hace más de veinticinco años. Hoy dispone de 42 m2 de espacio verde por habitante, ubicado a una distancia inferior a 3 minutos caminando. Y su bosque urbano comprende 115.000 árboles de 285 especies diferentes.
Los beneficios de los nuevos proyectos en marcha se han visto reafirmados con la pandemia, donde se puso de manifiesto el déficit de naturaleza que experimentó la población durante el confinamiento.